Galería Hifas les invita a la exposición “Costo Hundido”, de la artista visual Coni Marín Q. que explora las fronteras entre el arte, la economía y la cotidianidad, presentando una instalación que recrea una habitación cotidiana cubierta de recibos y objetos desechados. La obra de Coni invita al espectador a cuestionar el valor de las cosas, los deseos de consumo y las alzas de los precios. Inspirada en su experiencia personal y en la riqueza cultural del Barrio Yungay, la obra de Coni nos recuerda que en la crítica y la reflexión se encuentran respuestas a nuestras necesidades sociales y económicas. Te esperamos para compartir un viaje hacia el mundo del arte y la crítica social, donde arte y cultura se entrelazan en cada detalle.
Artista Visual: Coni Marín Q. / Curadora: Violeta Chiang / Texto Teórico: Cooperativa Desbordada/ Productora: Belén Alfaro/ Vinculación Territorial: Patricio Soto/ Estrategia de RRSS: Leslie Olea / Prensa: Denisse Leigthon/ Registro fotográfico: Marcos Saavedra
La riqueza en el modo de producción capitalista se nos presenta como la capacidad de pagar una enorme cantidad de recibos. Aquella ficción material, que desborda toda lógica, nos exige negociar nuestro derecho a existir con la capacidad de producir-consumir que tenemos.
Una bóveda llena de boletas, de registros desechables de siempre perder. La artista - Coni Marín - construye una habitación cotidiana, la silla, el teléfono, el escritorio, el colchón, con capas y capas de recibos del salario exprimido, de la deuda constante, del crédito en cuotas. Todo se encuentra cubierto por ellas menos la copa, solo ella destaca en una habitación atiborrada de gastos.
La obra se construye con materiales que la artista va recuperando de los espacios por los que circula. Los elementos que se cruzan en su camino rápidamente la conducen a imaginar escenarios donde lo desechado se vuelve protagonista. Juntando boletas, monedas de un peso, recogiendo cosas de la basura, consiguiendo otras del retail, la artista compone una escena cargada de paradojas. El interés por recolectar recibos contagia a otros vecinxs, amigxs y locatarios del barrio, haciendo de la obra además una construcción colectiva del material desecho.
La idea de costo hundido se utiliza en la economía convencional para referirse a aquellos gastos que ya fueron realizados, que son irrecuperables, y que por ende, no deberían ser considerados como relevantes en las decisiones futuras. Coni considera que un ejemplo de ello es todo el tiempo y el trabajo que dedicó a estudiar Arte. Y sin embargo, insiste; desde lo profundo, lo irrecuperable, lo no rentable, vuelve a crear, como un ejercicio de porfía ante esta racionalidad económica.
Costo Hundido nos invita a detenernos a pensar sobre el valor de las cosas, los deseos de consumo, las alzas de los precios, ¿es posible imaginarnos como parte de un juego? Sería un juego cargado de espectáculos, concursos, rifas, bingos con los que sorteamos el peso de la vida. Sin duda sería un juego decadente, de siempre humillarse para intentar no perder. La pregunta que ronda aquí es ¿habría cómo escapar?
La artista combina con la instalación en Galería Hifas algunas escenas irreverentes que responden a esta pregunta. Desafiando la idea de que salir de la pobreza exige mérito y esfuerzo, Coni Marin presenta a una persona fatigada, tendida en un colchón de deudas y mirando el celular. La exposición cierra con un fiesta de endeudados, que nos devuelve a esta contradicción de espectáculo y sufrimiento a la que nos acostumbró tanto la dictadura. Dictadura que instaló el experimento neoliberal e impuso una forma de vida donde la felicidad se compra en cómodas cuotas. Así, aprendimos a movernos con un déficit vital forrado con ropa de marca y a hacer un show televisivo con cada vulnerada existencia. Frente al delirio, queda reírse. La invitación es a delirar aún más intensamente, delirar juntxs, estirar lo absurdo, confabular contra la burbuja, y quién sabe, tal vez en algún punto todo se rompe.
COOPERATIVA DESBORDADA
Coni Marin Q. (Santiago,1988)
Madre adolescente, al no lograr ingresar a la carrera de teatro, estudia artes visuales en la UC. Con el afán de dejar el hogar paternal y las responsabilidades de una madre, se refugia en el quehacer artístico en un mediocre paso por la academia. Siente el constante llamado del teatro y la necesidad de ostentar un título universitario. Descubre, en un ataque de nervios, la performance, cuando decide aparecer tapada con una toalla en la sala de clases y cortarse las uñas de los pies mientras la profesora corregía a sus compañerxs. En 2014 logra exitosamente titularse y se realiza una selfie en el escenario, junto a su diploma.
Ha dedicado su tiempo a mantener un trabajo independiente, el cuidado de su hija y la gestión cultural, aprendiendo oficios y maneras de trabajo.
La intervención en el espacio público callejero y digital ha sido una constante, presentando personajes, utilerías y vestuarios, invitando a las personas a interactuar o solo mirar, usando como plataformas de exposición Instagram, Facebook, además de participar en ferias independientes, desfiles, fiestas y programas de tv.
En sus obras cuestiona temas como los deseos de fama, los roles de género, la precariedad del trabajo y la automatización en los tiempos contemporáneos. Ama escribir, pintar, hacer serigrafía y hacer fotos.
Trabaja desde 2011 en arte para cine publicitario/video clips, además de realizar cenas clandestinas y catering. Su taller está ubicado en Taller Ojo de Pez y mantiene un activo trabajo de gestión cultural en Barrio Yungay apoyando y creando actividades con vecinxs y artistas.